"Dímelo y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo".
Benjamín Franklin.

domingo, 28 de septiembre de 2014

  Este verano habéis trabajado una actividad de producción de textos que se titulaba "Qué te cuentas? Montaje de un cuento  a partir de una imagen.
  A continuación, una selección de los cuentos redactados por el alumnado de 6º A:


ÚLTIMO DESEO
      Todas mis vacaciones solía pasarlas en la casa que mis abuelos tenían  en la montaña. Era una casa pequeña pero muy acogedora, con una chimenea que durante el invierno se encendía para dar calor a nuestros helados cuerpos.
     El abuelo Sebastián a veces subía a la montaña para cortar leña; afilaba su vieja hacha, se la colocaba sobre su hombro y emprendía camino al monte. Me gustaba acompañarlo y respirar el aire puro de aquel lugar.
       Un día, algo extraordinario pasó, mi abuelo se encontraba recogiendo algunas ramas del suelo, yo lo ayudaba en esa tarea. De repente me pareció oir a alguien llorando. Por más que miraba a mi alrededor no lograba encontrar de dónde procedía el sonido. Me aproximé a un viejo árbol, toque su corteza y de ella brotaban gotas de agua salada, "lágrimas" me dije. Era un árbol muy viejo, deteriorado por el paso del tiempo. Una voz me llamó por mi nombre: "Bruno te conozco desde que eras muy pequeñito, te he visto crecer y sé que eres un niño bueno. Sé que soy viejo y voy a morir pronto, pero antes de hacerlo quiero que me ayudes a sentirme útil, que me hagas vivir para siempre".
        Nunca conté a nadie lo que sucedió aquel día, me tomarían por loco. Tiempo después, le pedí a mi abuelo que talara el árbol viejo y con su madera construyó un hermoso mueble en el que guardamos diversos objetos.
        Cada vez que lo miro, no puedo evitar acordarme de aquel día e incluso a veces  creo escuchar la risa de alguien que parece ser feliz.

                                                                                                                    Amada Gómez Sánchez


EL BOSQUE MÁGICO
                  
      La historia que ahora os voy a contar es tan bonita como a la vez increíble, y ocurrió hace mucho, mucho tiempo en una pequeña aldea.
     En aquella aldea vivía una familia humilde con su hija. La niña se llamaba Clara, tenía tan sólo nueve años. Clara era un poco desdichada, porque su rostro no era nada hermoso sino todo lo contrario; pero sin embargo tenía un corazón muy bueno y bondadoso. Clara siempre ayudaba a todas las personas mayores de su aldea, para intentar hacerles la  vida más fácil.
     Los niños de aquel lugar, cuando la veían se burlaban de ella, hasta el punto de que le hacían llorar. Cuando esto ocurría, Clara corría hacia un bosque que había junto a su casa y allí se escondía durante horas. Allí estaba acostumbrada a sentarse bajo un longevo árbol, muy alto y con un tronco muy grande. Cuando la niña lloraba de forma desconsolada, los animalitos de aquel bosque se acercaban a ella para consolarla.
     Un día, cuando la niña estaba sentada bajo aquel viejo árbol, escuchó una voz que salía de él, preguntando a Clara por qué lloraba. La niña algo sorprendida no menos que asustada, respondió que era muy desdichada porque era muy fea y los niños de su aldea se reían siempre cuando la veían. El árbol respondió a Clara que si era tan fea, por qué los animalitos de aquel bosque no se asustaban de ella. Clara no supo que contestar, pero le dijo al árbol que le gustaría ser hermosa como cualquier planta o animal de aquel  bosque.  El árbol le dijo: "qué pasaría si él pudiese concederle ese deseo" y Clara respondió que sería muy feliz. El árbol le preguntó también por sus padres yle dijo que si él hacia aquello ella no podría volver con ellos. Clara respondió que sus padres ahora eran muy desdichados por verla sufrir; y que serían más felices si la vieran a ella también feliz. El árbol le dió un día a Clara para que se despidiera de los padres y así lo hizo. Cuando Clara regresó al bosque le dijo al árbol que ya estaba preparada y en ese momento Clara se convirtió en el árbol más hermoso de aquel lugar. Era un árbol alto, con ramas largas cubiertas de pequeñas florecillas blancas que desprendían un aroma agradable.
       Paso el tiempo y la historia se hizo conocida por todos los habitantes de aquella aldea. Aquellos niños que se habían burlado siempre de Clara eran ya mayores, muy arrepentidos de lo que habían hecho con la niña se fueron al bosque para pedir a Clara perdón.
      Y así lo hicieron, cuando llegaron a aquel precioso árbol, los niños ya casi ancianos pidieron a Clara perdón con lágrimas en los ojos. El árbol movió sus ramas y cayeron de esa forma todas sus florecillas encima de los ancianos y se escuchó una voz que dijo "estáis perdonados".
      Los ancianos comprendieron en ese momento que la belleza de las personas no está en su rostro, sino en el interior de ellas y que Clara había sido siempre bella y ellos no se habían dado cuenta.

                                                                                                           David Pascual Lorenzo.

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